La barbarie
Estadio inferior. Empieza con la introducción de
la alfarería. Puede demostrarse que en muchos casos y probablemente en todas
partes, nació de la costumbre de recubrir con arcilla las vasijas de cestería o
de madera para hacerlas refractarias al fuego; y pronto se descubrió que la
arcilla moldeada servía para el caso sin necesidad de la vasija interior.
Hasta aquí hemos podido considerar el curso
del desarrollo como un fenómeno absolutamente general, válido en un período
determinado para todos los pueblos, sin distinción de lugar. Pero con el
advenimiento de la barbarie llegamos a un estadio en que empieza a hacerse
sentir la diferencia de condiciones naturales entre los dos grandes
continentes. El rasgo característico del período de la barbarie es la
domesticación y cría de animales y el cultivo de las plantas. Pues bien; el
continente oriental, el llamado mundo antiguo, poseía casi todos los animales
domesticables y todos los cereales propios para el cultivo, menos uno; el
continente occidental, América, no tenía más mamíferos domesticables
que la llama -y aún así, nada más que en la parte del Sur-, y uno sólo de los
cereales cultivables, pero el mejor, el maíz.
En virtud de estas condiciones naturales diferentes, desde este momento la
población de cada hemisferio se desarrolla de una manera particular, y los
mojones que señalen los límites de
los estadios particulares son diferentes para cada uno de los hemisferios.
Estadio medio. En el Este, comienza con la
domesticación de animales y en el Oeste, con el cultivo de las hortalizas por
medio del riego y con el empleo de adobes (ladrillos secados al sol) y de la
piedra para la construcción.
Comenzamos por el Oeste, porque aquí este
estadio no fue superado en ninguna parte hasta la conquista de
América por los europeos.
Entre los indios del estadio inferior de la
barbarie (figuran aquí todos los que viven al este del Misisipí) existía ya en
la época de su descubrimiento cierto cultivo hortense del maíz y quizá de
la calabaza,
del melón y otras plantas de huerta que les suministraban una parte muy
esencial de su alimentación; vivían en casas de madera, en aldeas protegidas
por empalizadas. Las tribus del Noroeste, principalmente las del valle del
Columbia, hallábanse aún en el estadio superior del estado salvaje y no
conocían la alfarería ni el más simple cultivo de las plantas. Por el
contrario, los indios de los llamados pueblos de Nuevo México,
los mexicanos, los centroamericanos y los peruanos de la época de la conquista,
hallábanse en el estadio medio de la barbarie; vivían en casas de adobes y de
piedra en forma de fortalezas; cultivaban en huertos de riego artificial el
maíz y otras plantas comestibles, diferentes según el lugar y el clima, que
eran su principal fuente de alimentación, y hasta habían reducido a la
domesticidad algunos animales: los mexicanos, el pavo y otras aves;
los peruanos, la llama. Además, sabían labrar los metales,
excepto el hierro; por eso no podían aún prescindir de sus armas a instrumentos
de piedra. La conquista española cortó en redondo todo ulterior
desenvolvimiento independiente.
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