Salvajismo
Los permanecían aún en los bosques tropicales o
subtropicales y vivían, por lo menos parcialmente, en los árboles;
esta es la única explicación de que pudieran continuar existiendo entre grandes
fieras salvajes. Los frutos, las nueces y las raíces servían de alimento; el
principal progreso de esta época es la formación del lenguaje articulado.
Ninguno de los pueblos conocidos en el período histórico se encontraba ya en
tal estado primitivo.
Y aunque este periodo duró, probablemente, muchos milenios, no podemos
demostrar su existencia basándonos en testimonios directos; pero si admitimos
que el hombre procede
del reino animal, debemos aceptar, necesariamente, ese estado transitorio.
Estadio medio. Comienza con el empleo del
pescado (incluimos aquí también los crustáceos, los moluscos y otros animales
acuáticos) como alimento con el uso del fuego. Ambos fenómenos van juntos,
porque el pescado sólo puede ser empleado plenamente como alimento gracias al
fuego. Pero con este nuevo alimento los hombres se hicieron independientes
del clima y
de los lugares; siguiendo el curso de los ríos y las costas de los mares
pudieron, aun en estado salvaje, extenderse sobre la mayor parte de la Tierra.
Los toscos instrumentos de piedra sin pulimentar de la primitiva Edad de
Piedra, conocidos con el nombre de paleolíticos, pertenecen todos o la mayoría
de ellos a este período y se encuentran desparramados por todos los
continentes, siendo una prueba de esas emigraciones. La población de
nuevos lugares y el incansable y activo afán de nuevos descubrimientos,
vinculado a la posesión del fuego, que se obtenía por frotamiento, condujeron
al empleo de nuevos elementos, como las raíces y los tubérculos farináceos,
cocidos en ceniza caliente o en hornos excavados en el suelo,
y también la caza, que, con la invención de las primeras armas -la
maza y la lanza-, llegó a ser un alimento suplementario ocasional. Jamás hubo
pueblos exclusivamente cazadores, como se dice en los libros,
es decir, que vivieran sólo de la caza, porque sus frutos son harto
problemáticos. Por efecto de la constante incertidumbre respecto a las fuentes de alimentación, parece ser
que la antropofagia nace en ese estadio para subsistir durante largo tiempo.
Los australianos y muchos polinesios se hallan hoy aún en ese estadio medio del
salvajismo.
Estadio superior. Comienza con la invención
del arco y la flecha, gracias a los cuales llega la caza a ser un alimento
regular, y el cazar, una de las ocupaciones normales. El arco, la cuerda y la
flecha forman ya un instrumento muy complejo, cuya invención supone larga
experiencia acumulada y facultades mentales desarrolladas, así como el conocimiento simultáneo
de otros muchos inventos.
Si comparamos los pueblos que conocen el arco y la flecha, pero no el arte de
la alfarería (con el que empieza, según Morgan, el tránsito a la barbarie),
encontramos ya algunos indicios de residencia fija en aldeas, cierta maestría
en la producción de medios de
subsistencia: vasijas y trebejos de madera,
el tejido a mano (sin telar) con fibras de albura, cestos trenzados con albura
o con juncos, instrumentos de piedra pulimentada (neolíticos). En la mayoría de
los casos, el fuego y el hacha de piedra han producido ya la piragua formada de
un solo tronco de árbol y en ciertos lugares las vigas y las tablas necesarias
para construir viviendas. Todos estos progresos los encontramos, por ejemplo,
entre los indios del noroeste de América,
que conocen el arco y la flecha, pero no la alfarería. El arco y la flecha
fueron para el estadio salvaje lo que la espada de hierro para la barbarie y el
arma de fuego para la civilización: el arma decisiva.
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